Nos evitamos la amarga despedida, que podíamos decirnos… El delgado papel de tu carta contenía las frágiles palabras que tus angustiadas manos escribieron. Ya volveremos a encontrarnos, quizás…. Coincidiendo como dos afortunados náufragos que llegaron al mismo lugar en medio del inmenso océano que es este mundo y este tiempo.
Leo y releo tus palabras mientras en la lejanía el tren se lleva nuestra historia. Que irreal ha parecido todo, desde aquí, bajo nuestro árbol.
Deseamos no olvidar, y con este recuerdo que nos viste, nos paramos desafiantes frente al abismo del olvido.